E-Book, Spanisch, 176 Seiten
Reihe: Ágora
Aguirre Monasterio / Bernabé Ubieta / Estévez López El Nuevo Testamento en su contexto
1. Auflage 2013
ISBN: 978-84-9945-828-1
Verlag: Editorial Verbo Divino
Format: EPUB
Kopierschutz: Adobe DRM (»Systemvoraussetzungen)
Propuestas de lectura
E-Book, Spanisch, 176 Seiten
Reihe: Ágora
ISBN: 978-84-9945-828-1
Verlag: Editorial Verbo Divino
Format: EPUB
Kopierschutz: Adobe DRM (»Systemvoraussetzungen)
La comprensión de los textos del Nuevo Testamento requiere situarlos en su contexto sociocultural, que es bien lejano del nuestro. Ser conscientes de esta distancia y de esta diferencia es defender al texto del lector moderno (evitando lecturas etnocéntricas y anacrónicas) y también defender al lector actual del texto (no obligándole a aceptar una visión del mundo que le resulta ajena y, quizá, inasumible). En este libro se presentan, de forma breve y sencilla, varios ejemplos de lecturas de textos del Nuevo Testamento en su contexto cultural. Solo cuando se ha comprendido adecuadamente un texto en su originario contexto histórico y cultural se puede reinterpretarlo hermenéuticamente, es decir, preguntarse por el sentido que puede tener en la actualidad.
Autoren/Hrsg.
Weitere Infos & Material
CAPÍTULO I
Exégesis contextual, ciencias sociales y dimensión teológica Rafael Aguirre Monasterio
1. Exégesis contextual y hermenéutica contextualizada
Este capítulo tiene un carácter introductorio a la metodología que se usa en los siguientes, que están elaborados por diversos autores pero que constituyen en conjunto un pequeño libro unitario, y esperamos que también novedoso. Tratamos de presentar, desde diversas perspectivas, un acercamiento a los textos bíblicos, que tiene tres presupuestos básicos: 1) que el contexto situacional es clave para captar el sentido originario de los textos; 2) que para ello se requiere el uso de las ciencias sociales; 3) que de esta forma se puede descubrir más adecuadamente el sentido teológico originario de los textos y su relevancia actual. Los autores de esta obra colectiva llevamos varios años de trabajo en equipo con estas premisas y hemos realizado varias iniciativas en común[1]. En estas páginas introductorias voy a presentar los presupuestos metodológicos que subyacen a las aportaciones concretas que vienen a continuación. Todos los miembros de nuestro equipo recibimos una formación básica en los métodos modernos de la exégesis común en lo fundamental. Algunos estudiamos en el Pontificio Instituto Bíblico de Roma, otros lo hicieron en diversos centros de España y del extranjero, pero para todos fue decisivo el contacto con la tierra de la Biblia, con sus gentes y costumbres; la inevitable conjunción de texto y vida, que allí fácilmente se experimenta, nos marcó profundamente. Ello nos llevó a interesarnos por el uso de las ciencias sociales en la exégesis bíblica. En esta tarea ha constituido para nosotros una ayuda inestimable la relación con estudiosos norteamericanos, como B. Malina, J. Elliot y el Context Group; también lo ha sido la relación con biblistas europeos con una orientación semejante, como G. Theissen, Ph. Esler y H. Moxnes. Pero siempre hemos tenido también una honda preocupación de procesar estas influencias desde nuestro propio entorno cultural y desde nuestras preocupaciones sociales y religiosas. La lectura contextual tiene para nosotros una doble referencia que, desde el inicio, queremos explicitar: el contexto originario que es decisivo para captar el sentido literal del texto y que es la tarea propia de la exégesis; y el contexto del lector actual, que hay que tener en cuenta para que ese texto sea significativo y relevante en la actualidad, tarea que corresponde a la hermenéutica. La interpretación bíblica es un diálogo intercultural entre lo que el texto significó para sus primeros destinatarios (momento exegético, que busca el sentido literal) y lo que significa para sus lectores actuales (momento hermenéutico). Dicho de otra manera, el punto de partida es el texto que tenemos delante en su estado actual. Pero ese texto ha experimentado un proceso de elaboración, con frecuencia ha conocido una evolución, tiene una prehistoria. Además ese mismo texto tiene también una historia posterior, ha ejercido unos efectos, ha sido releído y reinterpretado, y ha podido ir desplegando una riqueza de sentido. La exégesis crítica estudia el sentido del texto en su contexto originario histórico y cultural. A veces se reduce indebidamente la exégesis crítica al método histórico-crítico, pero este solo estudia la prehistoria del texto, el proceso de su formación, lo que es un paso necesario, pero insuficiente. Para captar el sentido del texto en su estado final hay que contar con la narratología, con la retórica, con la pragmática etc. (dependerá de la naturaleza de cada texto). La exégesis crítica tiene muchas dimensiones y utiliza variados recursos. Si el lector actual está interesado en hacer no una mera lectura del sentido histórico del texto, sino apropiarse de su sentido de forma relevante en sus circunstancias históricas y culturales (y esto es lo que sucede en una lectura creyente de la Escritura), entonces realiza una operación hermenéutica. Es decir la exégesis y la hermenéutica son dos momentos diferentes de la lectura e interpretación del texto bíblico. Hay una exégesis que no desemboca en la hermenéutica y actúan legítimamente quienes entienden así su trabajo. Sin embargo, en mi opinión, los textos neotestamentarios por su propia naturaleza —quieren provocar la transformación del lector— piden que la exégesis desemboque en la hermenéutica. Ahora bien, la hermenéutica, como ya he dicho, pero conviene repetirlo, tiene que partir siempre del sentido del texto descubierto por la exégesis. No estudiamos la Biblia como los custodios de un museo de antigüedades, pero nos parece inaceptable leerla dando rienda suelta al subjetivismo que prescinde del sentido originario. Cuando nuestro equipo trabaja sobre los viejos textos bíblicos del pasado —y lo quiere hacer con todo rigor y seriedad— lo hace sin ocultar su preocupación por explicitar la interpelación religiosa y el valor cultural de esos textos en el presente. De lo dicho se sigue que nos parece inaceptable una lectura precrítica y preilustrada del texto, pero también nos desmarcamos de las lecturas posmodernas que consideran que el texto es una realidad absolutamente abierta por la que el lector campa sin ningún tipo de control para hacer sus descubrimientos. De este modo, entonces, podemos distinguir[2]: 1) Lo que está antes del texto, su prehistoria o proceso de elaboración. De esto se ocupa el método histórico crítico. 2) El texto en su situación actual. De captar el sentido originario de este texto se ocupan diversos recursos o métodos de la exégesis crítica (análisis literario, retórica, narrativa, pragmática, recurso a las ciencias sociales). El estudio de lo que está antes del texto y del sentido originario del texto es la tarea de la exégesis crítica. Ahora bien, un texto hay que situarlo en su contexto literario y social si queremos captar adecuadamente su sentido. En este pequeño libro en lo que insistimos, alejándonos de algunas corrientes vigentes en la exégesis y en la lingüística, es en la importancia de tener en cuenta el contexto social de los textos. 3) Lo que está después del texto, los sentidos que se descubren en lecturas sucesivas a lo largo del tiempo, los efectos que va produciendo en quien acepta involucrarse en su intención significativa, reconextualizándolo en unas nuevas circunstancias. Esta es la tarea de la hermenéutica, que puede considerarse como el desenlace, inacabado siempre, de la interpretación del texto. 2. Contexto social, lenguaje y lectura de un texto
Con la denominación genérica de «exégesis contextual» nos referimos al contexto situacional, no solo al lingüístico, y lo entendemos como un momento de la exégesis crítica y, muy especialmente, un complemento necesario de la tradicional metodología histórico-crítica[3]. O. Cullmann afirmaba ya en 1925 que «el defecto más serio en los estudios de la historia de las formas es la ausencia de una base sociológica»[4]. Y es que se tuvieron en cuenta los factores religiosos, espirituales y teológicos, pero no los sociales, políticos y culturales que también condicionaron las tradiciones bíblicas. En la práctica el Sitz im Leben no situaba los textos en su amplio contexto social, en la vida real, sino que era más bien un Sitz im Glauben, los situaba solamente en la fe de la Iglesia (en la liturgia, en la predicación, en las controversias teológicas)[5]. Y se pasaba por alto que aquellas comunidades estaban influidas también por su situación histórica, por su cultura, por conflictos étnicos y económicos, etc. Un breve apunte de sociología del conocimiento nos ayudará a seguir adelante en nuestra exposición. El ser humano crea todo un mundo cultural en el cual se socializa y que le transmite valores, categorías mentales, una forma de ver el mundo, de entender las relaciones humanas, un entramado institucional. El lenguaje es parte fundamental de este mundo cultural porque es el gran vehículo de comunicación, pero para percibir su significado hay que situarlo en su mundo cultural, en su contexto sociocultural. En todo texto, oral o escrito, se dan por supuesto una serie de escenarios, categorías mentales, modelos, esquemas teóricos condivididos por el autor y por los lectores, que proceden de la cultura del tiempo. En el proceso de lectura se da una interacción entre las representaciones mentales implícitas en el texto y las que el lector posee e inevitablemente va colocando por su cuenta. Ahora bien, si lo que el texto da por supuesto (valores, categorías mentales, modelos) son diferentes a los del lector, entonces la comunicación se rompe, el lector no capta o tergiversa el sentido del texto. Esto sucede fácilmente cuando se lee un texto procedente de la «cultura mediterránea del siglo I» (esta terminología volverá a aparecer en los capítulos que siguen) con las categorías mentales de la cultura occidental ilustrada y posindustrial. Se incurre entonces en anacronismo (no se repara en la distancia...