Crespo-Ramos / Morón-Marchena / Cobos-Sanchiz | Innovación educativa y redes sociales | E-Book | sack.de
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E-Book, Spanisch, Band 65, 144 Seiten

Reihe: Universitaria

Crespo-Ramos / Morón-Marchena / Cobos-Sanchiz Innovación educativa y redes sociales

En la formación universitaria
1. Auflage 2022
ISBN: 978-84-277-2927-8
Verlag: Narcea Ediciones
Format: EPUB
Kopierschutz: Adobe DRM (»Systemvoraussetzungen)

En la formación universitaria

E-Book, Spanisch, Band 65, 144 Seiten

Reihe: Universitaria

ISBN: 978-84-277-2927-8
Verlag: Narcea Ediciones
Format: EPUB
Kopierschutz: Adobe DRM (»Systemvoraussetzungen)



¿Qué papel juegan hoy día las redes sociales en el contexto educativo? ¿Cuál es su auténtico potencial en el caso de la educación superior? ¿Cuál es el itinerario necesario para aprovechar todas sus ventajas, si las hay, tanto pedagógicas o como medio de comunicación institucional? Estas, entre otras, son cuestiones que se abordan en el presente libro, que investiga el valor de las redes sociales en el tejido educativo, comunicativo e institucional universitario. En tiempos de pandemia hemos hecho uso de una elevada conectividad virtual, y las redes sociales se han convertido en ejes vertebradores de los ecosistemas sociales y educativos. La presente obra, resultado de un proyecto del Grupo de Investigación EduInnovagogía, analiza el uso de las redes sociales en el ámbito educativo, indagando sus principales virtudes tecno-educativas, socio-cognitivas o sociológicas; evidenciando claramente que el mundo educativo post-pandemia no puede dar la espalda a esta tecnología, que ha de estar al servicio del aprendizaje y la comunicación. El libro expone y analiza, apoyado en investigaciones actuales, los elementos relevantes necesarios para implantar y optimizar estas vías complementarias de comunicación, evaluación, enseñanza y aprendizaje, considerando las características del contexto, áreas de aplicación y capacitación docente necesaria, desde el uso tradicional hasta el contexto académico. Pretende arrojar luz sobre el ineludible sendero de la innovación educativa, aplicado a la educación superior, desde enfoques e investigaciones de obligada consideración, para dar respuesta a las cuestiones de ¿por qué?, ¿cómo? y ¿para qué? en la planificación, diseño y explotación de las redes sociales en la universidad. Sin duda, un tránsito necesario en la demanda curricular del nuevo escenario competencial digital y ubicuo en la educación superior. En definitiva, un libro para explorar, indagar, reflexionar y optimizar las ventajas educativas que ofrecen las redes sociales en las ecologías formativas universitarias.

Los autores, miembros de la Cátedra de Educación en Tecnologías Emergentes, Gamificación e Inteligencia Artificial (EduEmer), son: Samuel Crespo-Ramos (Doctor en Psicología Social e Inspector de Educación) y los Profesores Titulares de la Universidad Pablo de Olavide, de Sevilla, Juan Agustín Morón-Marchena (Director del Departamento de Educación y Psicología Social), David Cobos-Sanchiz (Vicerrector de Cultura y Políticas Sociales) y Eloy López-Meneses (Director de la Cátedra EduEmer y del Grupo de Investigación EduInnovagogía, PAIDI, HUM-971).

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1 Innovación educativa en la educación universitaria
No nos atrevemos a muchas cosas porque son difíciles,
pero son difíciles porque no nos atrevemos a hacerlas Lucio Anneo Séneca La innovación en sí misma y especialmente en el terreno educativo, se encuentra ataviada de una usual y general confusión que, aparte de errar la propia definición, provoca que no lleguen a materializarse en muchas ocasiones los cambios y mejoras cualitativas relevantes. Por este motivo, que hemos preferido comenzar el presente capítulo despojando al concepto “innovación educativa” de aquellas interpretaciones incorrectas o desviadas para, tras ello, afrontar su correcta conceptualización y connotaciones necesarias, y que, de esta manera, el valor y los cambios que provoque sean realmente significativos. Tras ello, afrontaremos el binomio tecnología e innovación, con intención de definir la forma en la que estas tecnologías pueden nutrir realmente una evolución educativa cualitativa, para que sea concebida como tal. Por último, trataremos de dar respuesta a la finalidad del concepto de innovación educativa aplicada a la universidad, las características que debe reunir, las áreas donde se puede aplicar y las competencias docentes que debe conllevar, entre otros elementos. Innovación educativa: aproximación conceptual
En primer lugar y antes de definir realmente el concepto de innovación, creemos que resulta necesario desmitificar y alejar ciertos tópicos erróneos que contaminan este concepto, dada la facilidad y cotidianeidad de su uso en el ámbito educativo, sea cual fuere la etapa en la que se aplica. Así, la acción de innovar se ha asociado en numerosas ocasiones con un simple cambio, un modo diferente de hacer las cosas, sin estar relacionados necesariamente con una clara y sustantiva mejora. De la misma forma, no podemos considerar una innovación como tal, si esta carece de una oportuna planificación o si la motivación o razón de la misma proviene de elementos exógenos. Este concepto se ha empleado erróneamente en múltiples ocasiones como sinónimo de transformación, renovación, calidad educativa, reforma, entre otros. Extraemos por tanto de este apartado, que la innovación no puede asociarse al mero concepto de cambio, a la motivación exógena, la improvisación creativa o falta de planificación, elementos entre otros que abordaremos desde su correcta conceptualización. Podríamos decir entonces que toda innovación exige un cambio, aunque no todo cambio puede calificarse como innovación. En cualquier caso, encontramos igualmente necesario conocer, tanto lo que no representa la innovación para replantear ideas innovadoras de corto recorrido, como realmente su correcta definición. Con objeto de delimitar conceptualmente nuestro epígrafe, recorreremos antes cronológicamente las principales definiciones o aportaciones a dicho concepto con idea de construir correctamente su concepción, así como para finalmente destacar los factores comunes que debe reunir la innovación educativa para su correcta implementación. Hasta el día de hoy, las distintas necesidades y motivaciones del ser humano por aprender han tenido repercusiones y consecuencias inherentes a las mismas. De la misma forma, conceptos como la planificación o la innovación, nada recientes tampoco, provienen de épocas antiguas de la división del trabajo como un fenómeno innovador que explicaba la creciente creación de riquezas basada en la aplicación de las técnicas modernas (España-Bone y Vigueras-Moreno, 2021). Destacamos la definición de Morales-Rodríguez (2010), por su concepción como un proceso intencional y planeado, sustentado en la teoría y en la reflexión, orientado a la transformación de las prácticas y al logro de los objetivos lo cual supone su relación con la investigación y con la asimilación de una tecnología desarrollada, o transferida de otros campos de actividad. De la misma forma, autoras como Aguerrondo (2011), han identificado la innovación educativa también con cuatro formas de entender estos cambios en educación, en virtud de si dichos cambios van a afectar aspectos estructurales o coyunturales y de si estos afectan a todo el sistema o solo a algunos centros dentro del mismo, tal y como se refleja en la figura 1.1. Figura 1.1. Tipos de cambios según el alcance e impacto. Fuente: Aguerrondo (2011). De esta forma, la innovación educativa como tal, es aquella que adopta un enfoque estructural o sistémico que afecta o involucra a una o varias unidades o áreas (nivel micro). Así pues, innovar implica modificar aspectos esenciales del sistema educativo y no solo elementos anecdóticos o externos, que actúen en sus márgenes o fuera del propio engranaje educativo. Sin embargo, la primera alusión a este concepto, tal y como la conocemos hoy, surge de un texto referente de la Unesco (2016), enfocado a específicamente a la innovación educativa que fomenta un giro relevante en el propio hecho educativo, teniendo ello impacto en los diferentes modelos de educación vigentes hoy día (Suárez, 2015). Su definición la concibe (Unesco, 2016) como: “un acto deliberado y planificado de solución de problemas, que apunta a lograr mayor calidad en los aprendizajes de los estudiantes, superando el paradigma tradicional, implicando trascender el conocimiento academicista y evolucionar del aprendizaje pasivo del estudiante a una concepción donde el aprendizaje es interacción y se construye entre todos”. Hoy día, la innovación se concibe como acción planificada para producir un cambio en las instituciones educativas que propicie una mejora en las reflexiones y prácticas de formación que demandan el desarrollo profesional e institucional con el compromiso y comprensión de toda la comunidad educativa (Macanchí-Pico, Orozco-Castillo y Campoverde-Encalada, 2020). En otras palabras, autores como Eslava y Silva (2021), aunque no delimitado al ámbito educativo, relacionan la innovación con la generación de cambios o cuestiones sustantivas relacionadas con el bienestar ciudadano y sus condiciones de vida y, a su vez, con el deber de alterar las relaciones de poder pre-existentes en un campo social dado, como es nuestro caso. Trasladando esta idea de nuevo al contexto educativo, la innovación, para ser así reconocida, debe mejorar el bienestar educativo de todo el profesorado, el alumnado y familias, mejorando de forma sustancial las condiciones de elementos sustantivos como la escolarización de los centros educativos, tal y como expresaba Aguerrondo (2011) con su enfoque estructural. La innovación pues, va más allá de cambios pedagógicos u organizativos específicos o individuales; implica afrontar los principales problemas que presenta nuestro sistema educativo, tales como la falta de equidad, la escasez crónica de la financiación educativa o la segregación escolar entre y dentro de las instituciones educativas. Por otra parte, no podemos obviar el modelo de referencia de innovación que sigue los atributos de las innovaciones que aportó Rogers en 1995, como son los siguientes: Ventaja relativa: trata de determinar si la innovación concreta es la mejor de lo que disponemos en el presente. Es decir, representa hasta qué punto la innovación en cuestión es percibida como superadora de la herramienta o práctica a la que reemplaza. En este sentido resulta imprescindible la investigación previa. Como subdimensiones, se tiene en cuenta, elementos como el bajo costo inicial, la disminución de la disconformidad, el prestigio social o los ahorros en tiempo y esfuerzo. Compatibilidad: se refiere a la duda sobre si dicha innovación entra en conflicto con los valores, prácticas o necesidades. Describe la congruencia entre la innovación y los valores, la experiencia y las necesidades percibidas de los agentes que deberán adoptar la innovación para que puedan alcanzarse los objetivos que esta plantea. Complejidad:entendida como la percepción por parte de la organización del grado de dificultad para acometer dicha innovación. En este sentido, la sencillez o simplicidad del cambio, facilita en gran medida el conjunto de acciones necesarias para ello. En definitiva, hemos de considerar que el coste de rebasar la oportuna zona de confort, requiere, siempre que sea posible, que el tránsito hacia dicha innovación sea percibido de forma asequible. Factibilidad: Está relacionada con la posibilidad de testear la innovación con anterioridad a su implementación. Es decir, si es posible la «equivocación» a coste cero. Implica la posibilidad de adoptar la innovación poco a poco y a lo largo del tiempo, antes que toda en un mismo momento. Las innovaciones con estas...



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