- Neu
E-Book, Spanisch, 192 Seiten
Reihe: Ideas
Schriefl La filosofía de los estoicos
2. Auflage 2025
ISBN: 978-84-18164-42-2
Verlag: Nola Editores
Format: EPUB
Kopierschutz: 6 - ePub Watermark
Una introducción
E-Book, Spanisch, 192 Seiten
Reihe: Ideas
ISBN: 978-84-18164-42-2
Verlag: Nola Editores
Format: EPUB
Kopierschutz: 6 - ePub Watermark
En el corazón del distrito financiero de Manhattan hay un rascacielos, en el número 60 de Wall Street, que es la sede actual del Deutsche Bank. En la planta baja hay un atrio neoclásico abierto al público. Entre palmas y columnas, pueden verse allí albañiles en su hora de descanso, vagabundos que duermen, hombres de negocios, turistas o artistas callejeros que han quedado para ensayar sus trucos. Desde hace algunos años, se sientan allí en una mesa los «New York city stoics» y, una vez al mes, charlan sobre libros de filosofía estoica. La participación está abierta a todos.
Hacia el 300 a. C., se reunían los primeros estoicos antiguos en la plaza del mercado de Atenas. Sus encuentros también eran públicos y es posible que transcurrieran de manera similar a la de los «New York city stoics». Estos primeros estoicos fundaron una de las escuelas filosóficas más importantes de la Antigüedad. Y, como vemos, su influencia se extiende hasta nuestro presente más inmediato.
Últimamente, los filósofos vuelven a retomar ideas y elementos de los estoicos antiguos, pero también lo hacen los psicólogos y terapeutas, que buscan orientación en los principios de esta escuela. Además, cada vez más personas intentan diseñar su vida personal «estoicamente». El resultado es que actualmente el estoicismo vuelve a ser tomado en serio, como lo era en la Antigüedad. No solo como sistema filosófico, sino también como vademécum para la vida personal.
Esta introducción de Anna Schriefl ofrece un panorama de la totalidad de la doctrina del antiguo estoicismo (lógica, física y ética) y de su influjo hasta nuestro presente.
Anna Schriefl es asistente académica del grupo de investigación «Philosophy, Science and the Sciences» en la Universidad Humboldt de Berlín. Previamente fue asistente académica en la Universidad de Bonn y gozó de una estadía académica en la New School (Nueva York) en calidad de Feodor Lynen Research Fellow. En 2020, fue profesora invitada en el Centro Interdisciplinario de Estudios Antiguos (ZAZH) de Zúrich. El centro de sus intereses intelectuales es la filosofía griega antigua. Su primer libro, que trataba de la crítica de Platón al dinero y a la riqueza, fue publicado en 2013.
Weitere Infos & Material
INTRODUCCIÓN
La filosofía de los estoicos.
Primer acercamiento Hacia el año 300 a. C. comenzaron en Atenas los primeros encuentros regulares entre los filósofos que más tarde fueron designados como los padres fundadores de la filosofía estoica. En aquel entonces, tenían su sede en esa antigua metrópoli otras prestigiosas escuelas filosóficas. En la Academia de Platón, entre otras, y en el Liceo de Aristóteles reinaba todavía una actividad intensa. Y Epicuro apenas había comenzado a dar lecciones en su jardín, justo frente a las murallas de la ciudad. A diferencia de estas escuelas, los estoicos no poseían un edificio propio. Se encontraban en la plaza del mercado, en la columnata (gr. stoa), de la cual obtuvieron más tarde su denominación. En esa misma plaza, unos cien años antes, había debatido Sócrates con sus discípulos. En muchos aspectos, los estoicos se entendían a sí mismos como sus sucesores. Los estoicos son comparados a menudo con los epicúreos; también son caracterizados como duros ascetas y los epicúreos como hedonistas sensibles. Sin embargo, este prejuicio no hace justicia a ninguna de las dos escuelas. La vida feliz que imagina Epicuro consiste en una tranquilidad de alma que se alcanza, por un lado, a través de la limitación de las propias necesidades y, por otro, mediante estudios filosóficos que permitan combatir los miedos irracionales. Por tanto, el hedonismo epicúreo nunca recomienda una vida de excesos sensibles, sino limitación de las necesidades y reflexión filosófica. Pero tampoco la ética de los estoicos es tan enemiga del cuerpo como podría parecer a primera vista. Los estoicos consideran que el carácter virtuoso es la única condición para una vida feliz. Por eso, de acuerdo con su teoría, también es posible ser feliz en circunstancias adversas. Ahora bien, los estoicos no niegan que el bienestar corporal y las cosas materiales puedan ser valiosos. Así pues, la virtud en sentido estoico no debe entenderse como una especie de espiritualización o iluminación, a través de la cual pueda dejarse atrás todo lo corpóreo y mundano. Antes bien, la virtud consiste en la capacidad de calibrar correctamente el valor de todas las cosas para poder relacionarse adecuadamente con ellas. Sin embargo, las posiciones de epicúreos y estoicos se contradicen en muchos aspectos, por ejemplo, en lo que se refiere a su teoría del conocimiento y a la valoración de las emociones1. Las diferencias más considerables, en todo caso, se encuentran en sus teorías físicas y en las cosmovisiones que estas conllevan. Los epicúreos son materialistas. Según su visión, todas las cosas son compuestos azarosos de átomos en el espacio vacío. En oposición a esto, los estoicos entienden el cosmos como un todo lleno de sentido que ha sido dispuesto óptimamente para nosotros por una razón divina. Estamos obligados a orientarnos según este orden racional y a llevar una vida acorde con la naturaleza. Cuando reconocemos que las leyes del cosmos —y solamente estas— son obligatorias para nosotros, ya no somos solamente habitantes del cosmos, sino que también nos volvemos sus ciudadanos y, por tanto, cosmopolitas en el sentido estoico2. En muchos aspectos los estoicos se enfrentan a los epicúreos. Pero es posible que los interlocutores más importantes para ellos sean los escépticos. Los antiguos escépticos recomiendan una vida de investigación e indagación continuas, en la cual uno se abstiene de realizar juicios definitivos. Se recomienda la abstención del juicio debido a que, según los escépticos, nunca puede descartarse que uno se esté engañando. Incluso las impresiones sensibles más claras podrían estar fundadas sobre ilusiones. En oposición a esto, los estoicos creen que es posible construir conocimiento fiable en la vida diaria y, partiendo de esto, llegar al saber. El sabio estoico es descrito incluso como infalible: nunca se equivoca. Pero, de todos modos, la idea que tienen los estoicos de esto no es la de una persona omnisciente. Antes bien, conviene tener claro que precisamente Sócrates es para muchos estoicos la encarnación del sabio estoico. Y Sócrates nunca pretende saber demasiado. Antes bien, desde la perspectiva de los estoicos Sócrates es un sabio porque él, a diferencia de la mayoría de los otros hombres, no sobrevalora sus conocimientos. Nunca concede su asentimiento de manera ligera y no se adhiere a opiniones no probadas. Para deslindarlos de los escépticos, con frecuencia se designa a los estoicos como «dogmáticos». Lo que quiere decirse con ello es que los padres fundadores de la escuela estoica desarrollaron un sistema doctrinario que fue reconocido como autoridad por las siguientes generaciones de la escuela. Pero los estoicos no son dogmáticos en el sentido de que las doctrinas de los padres fundadores se consideren intocables. Conocemos muchas controversias del interior de la escuela. La doctrina estoica, tal como podemos juzgarla hoy, siguió desarrollándose incesantemente y siempre se enriqueció con puntos de vista novedosos. Por tanto, la relación con las enseñanzas de los fundadores fue totalmente creativa. Séneca observa en la autonomía de cada estoico una característica importante de la escuela, que la diferencia especialmente de los epicúreos, sujetos a la autoridad: «Nosotros los estoicos no hemos sido regidos por ningún rey. Cada uno se representa a sí mismo» (Séneca, Ep. 33.4). Por tanto, los antiguos estoicos no consideraban al director de la escuela como un sabio estoico, que construía teorías libres de toda mácula y error. Pero, a diferencia de los escépticos, están convencidos de que el conocimiento es posible y que, por consiguiente, el orden del mundo y nuestro lugar en él pueden sondearse. Este saber (y no la búsqueda de este saber) es, según su perspectiva, el presupuesto para una vida completamente feliz. Esto nos conduce a identificar una característica importante de la filosofía estoica: no se trata de un mero asunto académico, sino de una forma de vida. Por tanto, un antiguo estoico no es necesariamente un autor de obras filosóficas. En primer término, se esfuerza por interiorizar los principios del estoicismo y por vivir de acuerdo a ellos. En esta orientación hacia una vida filosófica existe una diferencia considerable respecto a la actual filosofía universitaria. Por eso, los antiguos estoicos diferenciaban a veces la filosofía (esto es, la vida filosófica) del discurso filosófico o de la teoría filosófica3. El estudio de las teorías estoicas es un fundamento irrenunciable para la vida filosófica, pero la vida filosófica va más allá de esta acción4. Los estoicos dividen la filosofía (mejor dicho: la teoría filosófica) en tres ámbitos, a los que llaman «física», «lógica» y «ética». En la lógica se ocupan de las reglas de nuestro pensamiento y discurso. Por eso pertenecen a esta disciplina, además de la lógica formal, temas relacionados también con la retórica, la filosofía del lenguaje, la gramática y la teoría del conocimiento. Uno de los objetivos principales de la lógica estoica consiste en mostrar, contra los escépticos, que sobre la base de nuestra percepción sensorial podemos alcanzar confiadamente conocimientos y saber. Los hombres comunes poseen a menudo conocimientos concretos, pero el saber en sentido estoico es un estado ideal que solo el sabio es capaz de alcanzar. Los estoicos desarrollan con la física una teoría sobre la totalidad del cosmos y nuestro lugar en él. Aquí se trata fundamentalmente de entender cómo la razón divina mantiene todas las cosas unidas, las ordena y conecta entre sí, y de qué manera también está activa en nosotros. De todos modos, esta razón no es un principio trascendente que se encuentre más allá de la realidad física, sino una fuerza corporal. Es más: la física es la única disciplina necesaria para entender la realidad. Por eso la división tripartita de la filosofía, dominante en el helenismo, entre lógica, física y ética, ya puede entenderse en sí misma como una posición filosófica radical. Según esta posición, no existe una ciencia que se encuentre jerárquicamente por encima de la física, como por ejemplo la teología, la ontología o la metafísica. Estas disciplinas quedan totalmente eliminadas o son parte de la física (volveremos sobre esto en la sección dedicada a la física estoica). Los estoicos representan con su ética una versión especialmente consecuente de una ética de las virtudes: solo la virtud es necesaria para vivir feliz. Por eso la virtud es equiparada por los estoicos al saber, un estado de suprema coherencia interna, en la que uno se encuentra libre del error, de los supuestos contradictorios y de las emociones irracionales. Este saber, que contiene una comprensión profunda de la lógica y la física, solo es alcanzable por el sabio estoico. La división tripartita de la filosofía en lógica, física y ética es característica de toda la era helenística. Los epicúreos también siguen este esquema. Pero es característico de la escuela estoica entender la filosofía como un sistema total, en donde los tres ámbitos se encuentran íntimamente imbricados. Por tanto, los estoicos no consideraban la lógica, la física y la ética como disciplinas autónomas, que existen una al lado de otra sin tocarse, sino como partes de una unidad orgánica. Esto queda de manifiesto en las imágenes con las cuales los estoicos ilustran la relación íntima de las tres disciplinas. Se dice, por ejemplo, que la filosofía es como un animal: los huesos y tendones se corresponderían con la lógica, la carne con la ética y el alma con la física. Según otra imagen, la filosofía es como un huevo:...