E-Book, Spanisch, 528 Seiten
Reihe: Ensayo
Smith Un héroe olvidado
1. Auflage 2024
ISBN: 978-84-128786-3-9
Verlag: Capitán Swing Libros
Format: EPUB
Kopierschutz: 6 - ePub Watermark
E-Book, Spanisch, 528 Seiten
Reihe: Ensayo
ISBN: 978-84-128786-3-9
Verlag: Capitán Swing Libros
Format: EPUB
Kopierschutz: 6 - ePub Watermark
Tom Crean era el indestructible hijo de un granjero de Kerry que navegó en tres grandes expediciones a la desconocida Antártida hace más de un siglo. Fue uno de los pocos hombres que sirvieron tanto al Capitán Robert Scott como a Sir Ernest Shackleton. Pasó más tiempo en el hielo que cualquiera de ellos y sobrevivió a ambos. El conquistador del Everest, Sir Edmund Hillary, dijo de él que 'era un gran hombre de inmensa fuerza y resistencia, que temía a muy pocas cosas'. Crean fue uno de los últimos en ver con vida a Scott a pocos kilómetros del Polo en 1912. Su asombrosa caminata de 56 km para salvar la vida del teniente Evans es el mejor acto de heroísmo individual de la historia de la exploración. Regresó al hielo meses después para enterrar a Scott. Crean estuvo en el centro de los acontecimientos históricos de la épica expedición Endurance de Shackleton, que incluyó la travesía de 1.200 km en barco abierto y la desesperada marcha a través de las montañas y los glaciares de Georgia del Sur para rescatar a los camaradas abandonados. Pero Tom Crean regresó a Irlanda durante la Guerra de la Independencia y nunca volvió a hablar de sus hazañas, llevándose su increíble historia a la tumba... hasta la publicación de 'Un héroe olvidado', la biografía que desenterró su historia y lo situó con todo derecho entre los anales de los grandes exploradores.
Nacido en 1946, es un escritor y periodista británico especializado en la historia de la exploración polar. Ha escrito libros sobre historia polar para adultos y niños, impartido numerosas conferencias y colaborado en numerosos programas de radio y televisión, periódicos, revistas y sitios web. Comenzó a escribir sobre la exploración de la Antártida y el Ártico tras una exitosa carrera como periodista galardonado en Londres. Fue nombrado dos veces Periodista Industrial del Año (1987 y 1992). Es miembro vitalicio del Sindicato Nacional de Periodistas. De 1978 a 1989 trabajó en The Guardian como redactor industrial, corresponsal político y redactor de transportes. De 1990 a 1991 trabajó en The Standard como redactor de información urbana. De 1992 a 1995 trabajó en The Observer como redactor industrial y redactor de negocios. Smith ha aparecido en varios documentales de televisión. También escribió y presentó una serie sobre exploradores irlandeses para RTE Radio. Es conferenciante habitual sobre la historia polar y ha dado charlas en festivales literarios y en numerosos lugares de prestigio.
Weitere Infos & Material
Nota del autor ¡Qué raro se me hace echar ahora la vista atrás y constatar lo poco que se sabía de Tom Crean cuando me embarqué en la aventura de redactar su biografía a finales de la década de 1990! Y no menos sorpresa me causa comprobar a posteriori lo compleja que fue la tarea que me había impuesto. Hoy, Tom Crean es poco menos que un ídolo nacional, y en Irlanda y otros muchos lugares la gente reconoce al instante su rostro, que aparece en toda clase de soportes, ya sea en un manual escolar, en una camiseta, en las carteleras de los teatros o en las aletas de cola de una aeronave. Las páginas de Un héroe olvidado —el relato que tanto anhelaba contar en esos ya lejanos años noventa del siglo pasado— reposan hoy en muchas estanterías de todo el mundo. Ese rescate de Tom Crean de la cuasi oscuridad en la que se hallaba sumido ha elevado el libro a la categoría de fenómeno literario, con unas ventas mundiales muy superiores a lo que sería de esperar en una biografía histórica. El hecho de ser el único libro irlandés moderno traducido al chino y al coreano es otra de las raras distinciones de Un héroe olvidado. En el plano personal, los logros más importantes han sido los éxitos paralelos de la adaptación infantil del texto —Ice Man: Tom Crean— y su traducción al irlandés: Tom Crean. Fear San Oighear. Ambos libros han dado a conocer la biografía de Tom Crean al público más joven y han permitido que por primera vez sus andanzas queden integradas en el currículo escolar de los centros docentes de Irlanda. Y si las nuevas generaciones de colegiales irlandeses cobran noticia de la existencia de un auténtico héroe nacional, será mucho más difícil que la figura de Tom Crean vuelva a caer en el olvido en el futuro. Por otra parte, el solo hecho de acercar las experiencias de Tom Crean al conjunto de los lectores también ha propiciado un gran número de nuevas iniciativas, siendo la más notable de todas la espléndida estatua que hoy se alza frente al mesón South Pole, el pub que regentara en su día el propio Crean, en el pueblecito de Annascaul, perteneciente al condado irlandés de Kerry. Dicho pub, cuyas instalaciones ocupan el antiguo negocio de Crean, es hoy un lugar de peregrinación visitado por personas de todo el mundo, que afluyen en masa a Kerry a fin de presentar sus respetos a su ídolo y beber a la salud de su memoria. Esperemos que la tradición se perpetúe. El actor Aidan Dooley ha obtenido gran reconocimiento y premios más que merecidos por una obra de teatro que gira en torno a la persona de Tom Crean y cuya fuente de inspiración ha sido precisamente este libro. Pero la publicación de Un héroe olvidado ha dado pie a otras concreciones prácticas, de entre las que destacan la emisión de series numismáticas de tirada limitada, la aparición de marcas de cerveza con su nombre[1] y la acuñación de esas medallas estampadas con la efigie de Crean que se entregan todos los años a los deportistas que participan en una prueba de «resistencia»[2] consistente en recorrer a pie las colinas de Kerry con las que tan familiarizado estaba nuestro protagonista. Si las aerolíneas noruegas vieron enseguida el interés mercantil potencialmente asociado con la inclusión de la icónica imagen de Crean en la aleta de cola de uno de sus aviones transoceánicos, la pegadiza «Ballad of Tom Crean», de Cliff Wedgbury, es sin duda el tema musical más recordado de los varios que han hallado inspiración en Crean. Una de las consecuencias más inesperadas de la creciente popularidad de Tom Crean se ha plasmado en el renovado interés por el significativo papel que desempeñaron otras personalidades irlandesas en los primeros tiempos de la exploración del Ártico y el Antártico. Demasiadas veces ha ignorado la historia las hazañas de esos hombres, tal y como ha ocurrido con las de Tom Crean, sobre todo en Irlanda. La razón de esta desidia radica en el simple hecho de que la mayor parte de las expediciones se hicieran a la mar bajo bandera inglesa, pese a ser muy pocas —si alguna hubo— las vinculadas con cuestiones políticas. No obstante, también es verdad que, tras la independencia de Irlanda, los exploradores comenzaron a constatar que, al regresar de un viaje efectuado en compañía de los ingleses, resultaba difícil y potencialmente peligroso hablar abiertamente de sus experiencias. La mayoría de ellos prefirieron permanecer en la sombra y caer discretamente en el olvido. El primer destello de la renovación de ese atractivo se produjo a mediados de la década de 1990, al ponerse en marcha la expedición South Aris, organizada por un equipo íntegramente formado por marinos y montañeros irlandeses decididos a repetir el viaje del James Caird de 1916 y la subsiguiente travesía de la Georgia del Sur (o isla San Pedro), en la que participaron tres irlandeses: Tom Crean, Tim McCarthy y Ernest Shackleton. La réplica del buque específicamente construido para la ocasión recibió el nombre de Tom Crean. Tres años más tarde, la publicación de Un héroe olvidado destacó con fuerza en Irlanda y centró la atención del público en el resto de aquellos hombres que habían vivido aventuras tristemente ignoradas por la historia, igual que las de Tom Crean. Poco a poco empezaron a aflorar las peripecias de muchos viajeros parcialmente arrinconados —como Edward Bransfield, Francis Crozier, Robert Forde, Patrick Keohane y los hermanos Tim y Mortimer McCarthy—. Tom Crean no fue el único héroe postergado. Nada tiene, por tanto, de extraño que se me pidiera redactar el libro titulado Great Endeavour: Ireland’s Antarctic Explorers, que saca a la luz los inéditos relatos de algunos de los pioneros que trazaron los primeros mapas de la región antártica o sirvieron noblemente en las expediciones de Scott y Shackleton. Lo único que lamento es no haber podido establecer la crónica vital de todos los aventureros irlandeses que participaron, de siglo en siglo, en las exploraciones polares. El nuevo clima de reconocimiento está propiciando la erección de estatuas y monumentos destinados a honrar la memoria de otros exploradores árticos irlandeses, como Robert Forde, Patrick Keohane y los dos McCarthy. En este momento se están ultimando los detalles para la colocación de una lápida conmemorativa en honor de Edward Bransfield, y los planes para la apertura del primer museo del mundo dedicado a Ernest Shackleton están ya muy avanzados. En cualquier caso, nunca se me ocurriría atribuirme en exclusiva el mérito de haber desbrozado esta página apenas conocida de la historia de Irlanda. Sin saberlo, Tom Crean ha sido uno de los artífices del reconocimiento, tanto tiempo postergado, a sus viejos camaradas. Es algo que habría alegrado mucho a Tom. Sacar a Tom Crean y a los demás de la sombra en que se hallaban sumidos me ha brindado también la maravillosa posibilidad de ampliar la difusión de este mensaje a través de las incontables conferencias públicas que he tenido ocasión de pronunciar ante audiencias de los cuatro puntos cardinales. Es un proceso abierto y constantemente renovado que me ha llevado a un sinfín de certámenes literarios, museos y sociedades históricas, sin olvidar un puñado de instituciones de prestigio, como la Biblioteca Nacional de Irlanda, la sede londinense del Museo Marítimo inglés, la Queen’s Gallery —la soberbia pinacoteca del palacio de Buckingham—, la Biblioteca conmemorativa de la princesa Gracia de Mónaco, la Real Sociedad Geográfica británica y el Instituto de Investigación Polar Scott de Cambridge. He podido vivir instantes verdaderamente memorables, como cuando tuve la oportunidad de sentarme en una mesita de la taberna South Pole para charlar acerca de Tom Crean con sir Edmund Hillary, el conquistador del Everest. Inolvidable. Especialmente gratificante ha sido transmitir los lances en que se vio envuelto Tom Crean a los miles de niños y niñas de las innumerables escuelas y bibliotecas repartidas a lo largo y ancho de la geografía de Irlanda. Nunca dejará de sorprenderme que las proezas de Crean sigan siendo hoy una gran fuente de inspiración para los jóvenes irlandeses, pese a haberse cumplido ya un siglo desde que él las realizara. También esto habría complacido notablemente a Tom. No menos importante es resaltar el hecho de que un humilde autor como yo necesite unas agallas y una determinación dignas de Tom Crean para no sucumbir a la emoción frente al exuberante coro de más de un centenar de escolares resueltos a entonar a pleno pulmón, y únicamente para mí, la «Ballad of Tom Crean»; aunque me temo que no poseo el temple del héroe que la canción ensalza. Da la casualidad de que el interés que yo mismo siento por Tom Crean se remonta a mis propios días de colegial. La historia, que fue siempre mi asignatura favorita, me indujo a echar mano de un viejo tomo de la biblioteca escolar en cuyo lomo se leía: With Scott to the Pole.[3] No solo entreví allí, por vez primera, las dramáticas exigencias de la exploración antártica, también fueron esas líneas las que prendieron la mecha de una pasión llamada a marcar mi vida. Quedé irremisiblemente cautivado por el valor de aquellos hombres, por las tragedias que se abatieron sobre ellos y por las vetustas y notabilísimas placas autocromas entreveradas en el texto, que referían los sucesos mil veces mejor que las solas palabras. Entre...