E-Book, Spanisch, Band 63, 144 Seiten
Reihe: Sociocultural
Whatling Mediación: habilidades y estrategias
1. Auflage 2017
ISBN: 978-84-277-2310-8
Verlag: Narcea Ediciones
Format: EPUB
Kopierschutz: 6 - ePub Watermark
Guía práctica
E-Book, Spanisch, Band 63, 144 Seiten
Reihe: Sociocultural
ISBN: 978-84-277-2310-8
Verlag: Narcea Ediciones
Format: EPUB
Kopierschutz: 6 - ePub Watermark
La mediación es un proceso útil para resolver conflictos en múltiples contextos de disputas. Este libro se centra en las habilidades esenciales que necesitará cualquier mediador, así como en su uso estratégico. Tony Whatling utiliza su amplia experiencia en el campo de la mediación para explicar de forma clara y sencilla las habilidades usadas más comúnmente en los procesos de mediación y el momento en que se deben utilizar. El autor nos enseña que, mediante un uso apropiado de estas técnicas, un mediador puede manejar diferentes conflictos. Analiza cómo y cuándo utilizar eficazmente habilidades para realizar preguntas, para escuchar activamente, normalizar, mutualizar, etc., y la forma de tratar con las emociones intensas y las reacciones negativas que se dan habitualmente en las situaciones de conflicto. Este libro es esencial para quien quiera mejorar sus habilidades para la mediación, tanto para el profesional experimentado de la mediación o de otros campos profesionales (educadores, trabajadores sociales, personal sanitario...), como para los que se inician en esta interesante tarea.
Tony Whatling ha formado a centenares de profesionales en Mediación Laboral, Familiar, Comunitaria, etc., en el curso de su amplia experiencia en la práctica de la mediación. Ha publicado numerosas obras en este campo y presentado muchos trabajos en conferencias internacionales. Trabaja como asesor en práctica de la mediación para las Administraciones Públicas de varios países. Ha formado a un gran número de mediadores musulmanes en el Reino Unido, Pakistán, India, Estados Unidos, Canadá, Kenia, Uganda, Tanzania, Portugal, Siria y Afganistán.
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INTRODUCCIÓN Mediación: habilidades y estrategias intenta ofrecer una recopilación sencilla y exhaustiva de las herramientas básicas que puede utilizar el mediador1. Inicialmente está dirigido a los mediadores, incluidos los que se sitúan en un nivel básico de desempeño, si bien también puede ser útil para mediadores más experimentados, o incluso profesionales en cualquier contexto de mediación que quieran actualizar sus conocimientos. También puede ser de ayuda para un sector más amplio de trabajadores en actividades empresariales, como asesores, jefes, directores de departamento, profesionales de Recursos Humanos, así como trabajadores sociales y personas implicadas en el cuidado de la salud. Muchas de las habilidades que aquí se presentan pueden darse en cualquier comunicación personal diaria, si bien otras son más técnicas y específicas de la mediación y de la práctica en la resolución de conflictos. Sean de un tipo u otro, lo importante es que cada profesional las utilizará dentro del contexto de su propio código profesional de conducta y de su ámbito de trabajo. Los profesionales experimentados trabajan habitualmente con un conjunto complejo de elementos que incluyen, junto a actitudes y valores, los principios y conocimientos técnicos relativos a su rol y funciones profesionales. Podrán utilizar todo ello tanto en actividades formativas, como en el ejercicio y supervisión de su actividad. Dicho de otra forma, no basta desarrollar el conocimiento, las teorías, las habilidades y el bagaje técnico, si no se armonizan estos con los valores y la actitud del cliente2. DEFINIR HABILIDADES Y ESTRATEGIAS Según el diccionario, “habilidad” es la capacidad de hacer algo bien; también es llamada pericia o destreza. El diccionario define “estrategia” como un plan diseñado para conseguir un objetivo concreto a largo plazo. Esto significa, dentro del contexto de una actividad profesional, que podemos desarrollar una habilidad especial mediante una práctica y un entrenamiento adecuados; por ejemplo, resumir una intervención con efectividad. Una persona entrenada podrá elegir aplicar esa habilidad estratégicamente. Por eso, algo que comienza como una “habilidad” se transforma en “estrategia”. Por ejemplo, la habilidad de sintetizar, puede también ser utilizada estrategicamente, para demostrar que se puede escuchar entendiendo lo que se oye. En otras palabras, veremos que tener pericia para usar una habilidad en particular puede provocar el uso de esa habilidad intencionadamente y con un propósito: conseguir un objetivo. En este sentido, habilidades y estrategias, aunque pueden ser definidas de forma separada, a menudo, en la práctica se convierten en inseparables. Es difícil concebir una habilidad que una vez usada no tenga una mayor o menor intención estratégica. Los mediadores tienden a escuchar atentamente para conseguir entender a la persona que está hablando. Al hacer esto, también demuestran su interés en comprenderla. Gracias a este proceso, quien está hablando percibe que el mediador es, no sólo una persona con una especial habilidad, sino también alguien que está interesado en él como persona. Esto también ayuda a desarrollar confianza en el trabajo del mediador, y a confiar en el proceso de mediación como un método para la resolución de conflictos. Por tanto, la capacidad resolutiva y la intencionalidad son los distintivos de una práctica cualificada. Los profesionales en la Resolución Alternativa de Conflictos (RAC) se dedican a actividades que incluyen una estructura, proceso y dirección definidos. Inevitablemente esas actividades son exploratorias, en la medida en que los mediadores nunca podrán estar seguros de a qué punto se puede llegar. Tal vez no sepamos qué ocurrirá en el trayecto, pero deberemos tener una ruta de viaje, incluyendo los lugares que esperamos visitar, porque si no sabemos dónde vamos, puede que lleguemos a un sitio diferente al pretendido. Muchos trabajos publicados sobre RAC y mediación incluyen técnicas y estrategias, pero la intención de este libro es cubrir exhaustivamente los contenidos de lo que puede llegar a ser “la caja de herramientas del mediador”. HABILIDADES Y ESTRATEGIAS PARA LA MEDIACIÓN Cuando la gente pregunta acerca de la formación que se necesita para ser mediador, inevitablemente quieren saber qué habilidades se les requerirán. Muchos aprendices desempeñan actividades profesionales como el trabajo social, la terapia, la consultoría, la gestión de recursos humanos y otros servicios sociales. La mayor parte de las habilidades ejercitadas en estas profesiones son las mismas que se requieren para un mediador, pero se utilizan para conseguir un resultado diferente. Por ejemplo, el objetivo de una consultoría es ayudar a sus clientes a conocerse mejor ellos mismos, para que sean capaces de resolver sus problemas y conseguir así sentirse mejor como personas. Por ello este proceso tendrá un marcado carácter terapéutico. Si estos beneficios se dan también como resultado de una actividad mediadora, será un plus fortuito diferente al objetivo primario. Una de las primeras lecciones que debe entender un mediador novel es que tiene que darse una transición desde los roles laborales y responsabilidades pre-existentes hasta el trabajo de un profesional en la resolución de conflictos. No podemos restar importancia a este viaje transicional; incluso en nuestros días no suele ser un tema de discusión en la bibliografía sobre mediación. Muchos de los que hemos tenido la suerte de tener como profesor a John Haynes, una autoridad americana en RAC y mediación familiar, recordamos sus sabias palabras sobre este asunto en muchos de sus cursos en el Reino Unido. Haynes nos avisó de que, cuando las cosas se ponen difíciles, los mediadores noveles tienden a reconducir la situación a actividades de su rutina con las que están más familiarizados, que son las de su trabajo profesional corriente. Así, si no estamos seguros de qué hacer o decir como mediadores, y tenemos formación en terapia matrimonial, tenderemos a hablar sobre asesoramiento de parejas. O, si somos abogados, empezaremos proporcionando asesoramiento legal. En resumen, tanto el mediador experto como el novel, están embarcados en un viaje en el que deberán desarrollar los conocimientos, valores, habilidades y estrategias necesarios para ser capaces de mediar al estilo de un mediador, y no de otros roles profesionales en los que están cualificados. Esta labor de transición debe tenerse muy en cuenta durante el período de formación. Dependiendo del volumen de trabajo del mediador novel podemos estar hablando de uno a dos años de práctica, antes de que desarrollen completamente su capacidad para operar como mediadores, de una manera consciente y de una forma diferente a otros roles profesionales en los que ya están involucrados. Una abogada mediadora que conocí me dijo que, cuando empezó a hacer labores de mediación en el mismo espacio donde prestaba asesoramiento legal, lo primero que hizo fue trasladarse a otra habitación que estaba amueblada en un estilo más tendente a la mediación e, incluso, cambió su estilo de vestir a otro menos formal. Me explicó que el propósito primario de este ritual era recordarse a sí misma el cambio de funciones entre el rol legal y el de mediadora. Igualmente, todas y cada una de las habilidades usadas por los trabajadores sociales son aplicables a la mediación. Cuando me cuestionan esta opinión en un curso de formación invito al grupo a identificar alguna habilidad que se requiera para la mediación que sea diferente de las que se requieren para consultoría o terapia. Hasta ahora nadie me ha dado una respuesta satisfactoria. De hecho, siempre argumento que este conjunto de habilidades esenciales, básicamente se sitúan en un nivel algo más experto que los que la mayoría de adultos hemos desarrollado desde la infancia, como por ejemplo una buena capacidad de comunicación interpersonal. Como conferenciante en la disciplina de las habilidades para una comunicación interpersonal efectiva en el campo del Trabajo Social, suelo enviar a los estudiantes a la cafetería en las horas de descanso para observar las conductas comunicativas entre las personas, especialmente en grupos de dos o tres individuos. Después, los observadores se sienten capaces de establecer hipótesis sobre los niveles de distancia o de cercanía entre las parejas. También son capaces de identificar concretamente las conductas de comunicación no verbales que indican qué personas de las implicadas son las que tienen un interés más cercano o una opinión más positiva en lo que se está discutiendo. Recientemente se han desarrollado programas de habilidades de comunicación efectiva interpersonal para otros contextos, por ejemplo formación para profesionales de salud primaria, para saber dar respuestas conciliatorias a quejas de pacientes. Siempre empiezo diciendo que la mayoría de nosotros sabemos muy bien cómo usar las habilidades básicas, como charlar con un buen amigo o un compañero cercano, solo hay que saber utilizarlas de forma profesional. En uno de estos programas un asistente cuestionó mi planteamiento enérgicamente, echándome en cara que estaba contradiciendo a un preparador anterior. Aparentemente el otro preparador había dicho que, como profesionales del cuidado de la salud, no sabían cómo comunicarse de una manera efectiva, de ahí que su tarea fuera enseñarles cómo hacerlo. Solo pude responder a esa objeción diciéndoles que, ahora que sabían la opinión...